Resulta una comedia ligera que no remata los buenos apuntes iniciales, sobre una realidad alternativa en la que a mediados de los años 1950, deja de ser la que conocemos.
Las manifestaciones, huelgas y revoluciones que se dieron hasta 1968 en Hungría, Checoslovaquia, Francia o EEUU no llegan a producirse.
Este detalle es importante, pues en el mundo de la película, no hay revolución sexual,
ni pacifismo, ni la lucha de derechos civiles y demócratas como las conocimos,
todo cambia de una forma drástica antes...
Pues comienza misteriosamente a extenderse, una forma de embarazo por #partenogénesis a la vez que el número de nacimientos masculinos se reduce hasta desaparecer a finales de los 70.
Sin grandes conflictos, la deriva social avanza hacia un gobierno mundial socialdemócrata en la que los hombres quedan reducidos a la servidumbre en su vida adulta, o llevados al exilio en reservas. Pues bajo la apariencia de democracia, están controlados, benevolentemente, por una dictadura femenina.
Caricaturiza los movimientos tanto feministas como al por supuesto, propio machismo,
lo primero con sus contradicciones, afectos y defectos. Al machismo no hay que distorsionarlo apenas para ver ese lado también absurdo y cruel, también por el reflejo de éste que es la propia película.
Y desde una perspectiva canadiense (y estadounidense), conservadora pese a sus buenas intenciones. En la que el film, por ejemplo, ni siquiera trata apenas el lesbianismo como tal en profundidad y obviando al resto de la comunidad LGBTI+, al mundo religioso o a otros modelos políticos (no se cuenta ni se profundiza mucho de lo que pasaría en la URSS,
la RPCh y casi todo el resto del planeta).
Por no decir las reacciones en dictaduras y países fuertemente tradicionalistas e integristas.
Aunque recordemos el tono suave del film, centrado realmente en la vida familiar
y en pareja, en esto, lo ya escrito, no engaña a nadie ni trata de ser realmente polémica.
Y es una pena, pues no desarrolle su estupenda premisa de distopía social, que explica
el por qué del feminismo en el mundo actual occidental, con sus virtudes y contradicciones.
#HijosDeLosHombres juega en un registro similar, en nivel y medios mayores si, pero sirve como referencia. Por recrear el estilo de distopía de forma muy detallada y plenamente vigente, al igual que No men beyond this point, pero con un atrevimiento que la reseñada no alcanza.
Hoy por hoy, lo que en su momento comenzó como una discusión política en las universidades norteamericanas de los años 1970, ha llegado para formar parte de la vida política actual. Darle a todo una perspectiva de #género a trascendido a algo más que una corriente en la lucha social. En el peor de los casos incluso ha sustituido la lucha de clases, pretendiendo otra forma de organización social basada en la guerra de sexos.
De todas formas, si consigue y por los pelos, hacernos reflexionar días después aún de haberla visto. Moleste a quien moleste y lo contrario, justo por eso mismo, vale la pena verla.
Guión: Mark Sawers. Producción: Kaleena Kiff, Galen Fletcher.
Música: Don MacDonald. Fotografía: Thomas Billingsley, Christopher Charles Kempinski. Productora: Mark Sawers Productions, Radius Squared Media Group, Sony Pictures Entertainment.
Distribuidora: Samuel Goldwyn Films.
Duración 80 minutos.
Protagonistas: #PatrickGilmore, #KristineCofsky, #RekhaSharma, #TaraPratt, Cameron McDonald, Bruce Harwood, #BenCotton (cameo).
#cienciaficción #mockumentary #distopía #sátira #scififanchimp