Avanzada la Segunda Guerra Mundial, los ingenieros americanos estaban tratando de descubrir cómo hacer trajes presurizados para los pilotos. El ingeniero de #BFGoodrich, #RussellColley, fue una de las personas que intentaba resolver el problema de las articulaciones, pues lo que básicamente era un traje hinchado como un globo, impedía mover las articulaciones. Un día, en su casa, tuvo la solución delante de sus narices:
“Vi un gusano de tomate doblarse unos 90 grados, y la presión en el gusano no cambió hasta donde pude ver. No aumentó de diámetro; así que lo probé en el traje ".
El resultado fue este, el Goodrich XH-5, un paso importante en el camino hacia el primer #trajeespacial.
Otras innovaciones fueron el uso de una cremallera autosellante de longitud completa, un anillo de cuello desmontable que podía pasar sobre la cabeza para ponerse el casco y las articulaciones de los hombros con rodamientos, para la rotación de la parte superior del brazo. Y con este diseño pionero, quedaría grabado durante mucho tiempo la imágen más pulp del astronauta o héroe espacial de ficción, con su traje parecido a la mascota de Michelin, la mochila para el aire y otros equipos y la escafandra de pecera.